Los baluartes caerán en manos del enemigo.
Es cuestión de tiempo.
Iniciarán el ataque al amanecer.
El grueso de las fuerzas aliadas ya se ha retirado del frente.
Tras la barricada solo quedan los mercenarios.
Órdenes: defenderla hasta la muerte. Estos hombres, curtidos en innumerables batallas,
saben muy bien lo que eso significa.
El mercenario parlanchín